La alergia a las gramíneas es la alergia a los pólenes más
cómun, no sólo por el amplio periodo de polinización que abarca, de varios
meses al año, sino también porque son muchas las plantas que la provocan.
Alisos, plátanos, distintas especies de cereales, arbustos
silvestres... Son tantos los focos que provocan estas alergias, que resulta
tremendamente habitual que nuestro hogar acabe presentando altos niveles de
polen o, en todo caso, suficientes como para desencadenar alergias a lo largo
del año.
La parte positiva de todo ello es que sus efectos pueden
minimizarse tomando una serie de medidas, tanto dentro como fuera de casa, si
bien han de llevarse a cabo de forma conjunta, para así conseguir mantener a
raya sus desagradables efectos. En algunos casos, llegan a empeorar la salud de
personas débiles o convalecientes o con el sistema inmunitario deprimido por
distintas razones.
Por lo tanto, para evitar el problema hemos de estar bien
preparados y aplicar medidas preventivas de probada eficacia. Algunas son
realmente sencillas, como llevar gafas de sol cuando estamos en la calle, sobre
todo si hacemos largos trayectos caminando o en bicicleta, pongamos por caso.
Igualmente, conviene llevar subidas las ventanas del coche e
incluso sería de gran ayuda incorporar un filtro especial para retener
partículas de polen en el sistema de climatización, así como un ozonizador o un
ionizador para coche con el fin de purificar la atmófera de compuestos alergénicos
y polución de todo tipo, incluyendo los malos olores.
En el hogar también es posible tomar medidas que conviertan
nuestra casa en un auténtico refugio contra las alergias al polen. Como medida
fundamental, conviene ventilar a diario. Aunque nos pueda parecer que es
contraproducente, se recomienda abrir las ventanas para airear la casa durante
cinco minutos diarios.
Unos pocos minutos bastarán para renovar el aire, evitando
hacerlo en las horas punta de la polinización, normalmente a media mañana, y nunca
entre el atardecer y las diez de la mañana, pues los niveles suelen ser más
altos.
Además de limpiar nuestro hogar de forma regular, y a ser
posible con limpiadores no tóxicos, es decir, lo menos alergénicos posible,
será clave mantener la atmósfera limpia mediante el uso de un purificador de
aire. Obtendremos los mejores resultados si optamos por un equipo moderno, que
trabaje con distintas tecnologías punta, especializadas en el tratamiento
ambiental, como el ozono, los iones, los rayos ultravioleta y, por supuesto,
los filtros Hepa y de carbón activo.
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